Hay una historia que he leído hace poco en un libro y que es un ejemplo perfecto de lo que debes hacer para conseguir los objetivos de tu negocio.
Y para triunfar en la vida.
Y no lo digo yo.
Además la moraleja solo tiene 3 palabras.
Aunque sería capaz de dejarla en una sola.
Pero primero te cuento la historia.
Un tío muuuuuy rico, con múltiples empresas y negocios decidió retirarse a disfrutar de todo el esfuerzo realizado durante su trayectoria.
Buscaba por tanto alguien a quien dejar al cargo de todo lo que tenía.
No era poca cosa.
Un holding de empresas como aquel no podría ser dirigido por un cualquiera.
Así que primero hizo una lista de los directivos de más talento de su empresa, y tras tenerla definida habló con los mejores reclutadores y headhunters para que definieran una lista similar de aquellos profesionales que siendo independientes o trabajando en otras empresas pudieran estar a la altura del encargo.
Cuando tuvo ambas listas con todos los nombres adecuados preparadas citó a todos ellos en un salón impresionante y les propuso un reto.
“Señores, ustedes son los hombres más capaces de los principales sectores en los que mis empresas tienen presencia, deseo legar al más capacitado de ustedes no solo la oportunidad sino también la responsabilidad de conseguir que lo que yo he construido siga creciendo”.
Los murmullos llenaban la sala, todos eran conscientes de lo que aquello significaba, poder, riqueza, posición, autoridad. Una oportunidad entre un millón.
“Sin embargo debido a la naturaleza de mi posición he decidido que la elección sea mediante una prueba que requiera de ingenio, inteligencia, fuerza y coraje”.
Los murmullos comenzaron a disminuir.
“Ante el desafío que enfrentarán al dirigir mis negocios solo he visto un modo de ponerles a prueba. He mandado construir la puerta que tienen ante ustedes, es la puerta más alta, más ancha y más pesada del mundo. Abrir esta puerta sin ayuda es el requisito que pido de ustedes para continuar mi legado. Aquel que la abra me sucederá”.
Durante unos segundos se hizo el silencio en la sala, pero automáticamente empezaron las reacciones de los presentes.
“Qué insulto es este, ¿se nos va a evaluar por nuestra fuerza? ¡Es inaudito!” – decían algunos directores ofendidos mientras abandonaban el salón.
Otros empezaron a realizar cálculos en base a la ley de la masa y la palanca, llegando a la conclusión de que era imposible que un ser humano solo la moviera, y empezaron negar con la cabeza.
Los más jóvenes teorizaban sobre las resoluciones de problemas que les habían enseñado en la escuela de comercio y finalmente acordaron que era una tarea imposible, y menos para uno solo.
Cuando los más veteranos, experimentados y sabios arrojaron la toalla los demás poco a poco se fueron dando por vencidos.
Pero uno de los directores de la empresa del magnate se acercó a la puerta.
La tanteo, comprobó las bisagras, la midió y calculó ancho y grosor. Le dió varios vistazos a todos los elementos que la componían dando suaves toquecitos aquí y allá.
Finalmente se plantó delante del picaporte, respiró hondo y con decisión tiró de la puerta.
La puerta se deslizó suavemente sin ningún esfuerzo.
El magnate se dirigió a los que allí quedaban.
“Recuerden esta lección. La vida y el éxito en esta dependen de confiar en nuestros sentidos y comprobar por nosotros mismos los asuntos antes de tomar una decisión. No debemos dar por supuesto ningún asunto sin comprobarlo antes. Debemos estar dispuestos a afrontar decisiones difíciles sin miedo a equivocarnos y actuar con energía poniendo todo nuestro empeño en las tareas que realicemos”.
Te lo resumo.
No teorices, haz.
Y hasta aquí la historia de hoy.
Como ves estoy sacando mucho partido al libro que me regaló mi mujer de metáforas e historias.
Ha sido uno de los descubrimientos del año.
Por cierto, si me dan permiso te enseñaré muy pronto el desarrollo del último proyecto con uno de mis clientes.
Y te enseñaré cómo conseguimos cambiar la imagen de una empresa que parecía una web de chinos a una imagen de un producto exclusivo de high ticket.
Cuéntame, ¿conocías la historia de la puerta?
Nos leemos.
Abrazako.
samu.
P.D.: Te dije que era capaz de dejar en una sola palabra la moraleja. Pero imagino que ya sabrás cual es. HAZ.
P.D.2: Mucha gente espera al último momento para tomar las decisiones y ponerse en marcha, eso también pasó con la puerta, seguro que más de uno pensó en abrirla sin más pero no lo hicieron por miedo a equivocarse o a que alguien les juzgara. Y perdieron la oportunidad.
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