Tengo un amigacho en Instagram al que le encanta hacer promesas.
Mr Javi Barros.
Quizás te suene su proyecto simplendedor.
Si no te suena no te preocupes, lo importante de mi relación con él es una conversación que tuvimos hace algún tiempo.
Uno de sus mentores le había abierto los ojos con respecto a cómo vender sus productos, no era cuestión de más inversión en ads, o de subir o bajar los precios, ni cambiar el copy o el guión del video.
Todo eso obviamente es importante.
Pero lo más importante era lo más básico.
La gente no compra productos o servicios, compra la transformación, compran la promesa.
Así que creó un taller que se llamaba “Promesas que convierten”.
Durante la promo del taller estuvimos hablando de cómo se diseña una buena oferta y yo me centré mucho en la parte real de la promesa.
“Javi, la promesa no solo debe ser creíble, debe ser real, porque si tú tienes una oferta para el cliente que no está basada en hechos y datos, en comprobaciones que confirmen tu teoría puedes caer en el engaño, incluso cuando estés convencido de que lo vas a conseguir”.
“Sí pero es que una promesa no solo debe ser verdad, sino creíble, o sea, no solo debe ser cierta, sino parecerlo, y muchas veces prometemos cosas que aunque sabemos que podemos conseguirlas, para aquellos que no entienden el trabajo que haces puede sonar a humo”
(blow my mind).😱
Es verdad, el cliente no tiene porque saber todo lo que puedes llegar a hacer por él, y aunque lo sepa, no tiene porque entenderlo.
Por lo tanto entra en juego otra estrategia a la hora de hacer una promesa, que es la que yo sigo con mis clientes.
Promete poco, cumple de más.
Para hacerlo puedes implementar un servicio overdelivery en el cual entregues más valor del acordado inicialmente en el contrato de prestación de servicios.
Lo que nunca jamás deberías hacer es hacer promesas por encima de tus posibilidades.
Por ejemplo, prometer unos resultados a corto, medio o largo plazo sin que haya un sistema de medición y unos datos contrastados al inicio.
O asegurar beneficios tan subjetivos como un “cambio de vida”.
Miedito.
Sí puedes tener definido dentro de tus servicios unas acciones que puedas implementar sin que a ti te genere un desgaste o inversión notable pero que beneficie la estrategia que estás aplicando para tu cliente.
En ocasiones al comprar un producto puedes ofertar un downsell que complemente ese producto con una inversión mínima.
O regalar algún servicio adicional a un cliente fiel.
Un buen uso de esta forma de overdelivery (entregar por encima de lo acordado) fomenta la fidelización de los clientes y mejora su tasa de conversión en próximas ventas.
Y tú dirás.
Bueno, pero tú dijiste que el día 1 ibas a regalar a todos los que estuvieran en tu newsletter el PDF de tu taller de comunicación.
Así es. Y lo hice.
Más de 30 personas se lo llevaron muerto (o sea, gratis).
Pero claro, siguiendo mi sistema de entregar más de lo esperado decidí tener un par de detalles con quien lo descargó
El taller en formato video.
Comunicación estratégica para tu marca profesional (taller oculto).
Y como pensé que quizás quisieran escucharlo más de una vez, les regalé también el taller en formato audio, para escucharlo como si fuera un podcast.
A esto me refiero cuando hablo de overdelivery.
Hoy no te hablo del resto de mis servicios, ni de mi newsletter.
Hoy solo te digo que estoy trabajando para que en Septiembre ese taller sea mucho más potente y tenga no solo contenido sino una hoja de ruta para empezar a crear contenido desde cero con una estrategia definida para cada red.