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Mataron a un tío el día que iba a salir en mi newsletter.

Tuve que cambiar este email a última hora.

Te cuento.

Yo te iba a hablar de aquel político japones al que habían disparado, la bala por lo visto le había roto la clavícula y otro político le mandaba abrazos.

Pero resulta que el primero se ha muerto.

Y se me han quitado las ganas de hablar de gente a la que disparan por el motivo que sea.

Ya no le veo la gracia.

Si le veo la gracia a una situación que yo viví hace unos años.

Yo me la rompí (la clavícula) por dos sitios en un accidente de tráfico.

Cuando vino mi madre al hospital a verme toda preocupada se me tiró al cuello a darme un abrazo.

Y tú dirás.

Te dolió?

Lloré, y creo que con eso te contesto.

La cuestión es que a mi madre después del susto le aguanto cualquier cosa, a ti, que no te conozco ya te digo yo que no hubieras podido abrazarme.

Antes me corto el brazo y te golpeo con él.

Y ojo, porque aquí viene lo único con lo que quiero que te quedes de todo esto.

La utilización del dolor de tu cliente en tus textos.

Si no conoces ese dolor es mejor que no hurgues en él. A tu madre le consientes, pero a un desconocido no le vas a aguantar que te apriete las costuras.

Y pensarás: «¡Ya está el listo de turno!».

Te lo explico.

Si no has pasado por el dolor de tu interlocutor, no sabes lo que duele, ni lo que él está dispuesto a soportarlo, así que mi consejo es que te manejes con cuidado.

Por eso técnicas como la PAS funcionan muy bien en algunos sectores, pero en otros es mejor ni sacarlas del estuche.

Sin embargo hay copywriters que se centran mucho en ese tipo de técnicas de persuasión.

Ven tu clavícula rota y te dan un abrazo que te deja sin aliento, y luego te dicen que lo que quieren es consolarte, ayudarte y que te traen la solución para que no te duela más.

¿Y tú que escuchas?

Nada.

Después del apretón que te ha hecho saltar las lágrimas has dejado de leer, de escuchar y de querer su cariño y su amor.

Ahí te lo dejo para que lo pienses un poco antes de volver a usar la PAS de las narices.

Sigo con otro tema.

En el post del blog anterior te dije que en este te diría la clave para un CTA que convierta más.

Paso 1: Pon 3.

Sobre todo cuando estás vendiendo, habrá gente que ya tendrá claro desde el principio que te quiere comprar, pon uno en el primer tercio (o máximo a la mitad) de tu mail.

Por ejemplo si lo que quieres es mi taller de venta en Linkedin que se llama «Métele el turbo a tu marca profesional en LinkedIn y véndete sin descuentos» pondría un enlace aquí.

El segundo es el de cierre. (El clásico que pone todo el mundo, no necesita demasiada explicación).

El tercero en la P.D.: Está demostrado que mucha gente escanea los emails. Así que leerán el título, si hay una lista, o las partes subrayadas o en negrita y directamente irán a las postdata, ubica tu tercer CTA ahí.

Usa un CTA enfocado en tu objetivo y que mueva a la acción.

La largura no es tan importante como el hecho de que diga claramente cuál es el siguiente paso que debe dar el cliente. Se conciso y explica qué debe hacer a continuación o qué va a pasar.

Consejo.

Los verbos que invitan a actuar funcionan bien.

Se puede hablar mucho del CTA, incluso se le puede dedicar un email entero.

Peeero. 

Si has hecho bien el trabajo anterior al CTA llegarán con ganas de hacer click.

Porque si lo que quieres es vender más en LinkedIn, crear contenido con una estructura que facilite las ventas, conocer varios ángulos diferentes para crear contenido y aprender a prospectar todo eso ahora es parte del NOKURSO al que accedes al entrar en The KLUB.

Y ese es solo un bloque de los 7 que tiene.

Se ve que te gusta leer.

Pues hasta aquí.

Nos leemos.

Un abrazako.

samu.

P.D.: En los próximos post te voy a contar algunas historias.

En los siguientes.

En este yo te recomiendo que te pases por aquí y te suscribas a la newsletter del KLUB para estar al día de cuando se abren plazas para entrar.

Entérate de todo antes que nadie.

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