Es muy sencilla.
La clave para que tu mensaje consiga introducirse en la mente de tus clientes es muy sencilla.
Es más.
La clave es la sencillez.
La claridad.
Tu quizás sepas lo que quieres.
Pero lo que tus clientes tienen muy claro es lo que no quieren.
No quieren oírte hablar de ti, de tu empresa, de tu producto o servicio.
Y no quieren tener que pensar.
Fíjate en este detalle.
Da igual que tengas una empresa de servicios, que vendas productos o que seas un intermediario.
El centro de tu historia no eres tú, ni tu empresa, ni tu negocio, servicio o producto.
El centro de tu historia es tu cliente.
Cuanto antes entiendas esto más rápido aprenderás a asumir el verdadero rol que te corresponde.
El de guía.
Atento a este otro detalle.
El héroe es el cliente.
Y aún así en la mayoría de las publicaciones, post, webs y redes las empresas se empeñan en quitarle el protagonismo y el papel.
No puede haber dos héroes en la historia.
Hasta aquí de acuerdo.
Por eso.
Cuanto antes asumas tu papel y lo trasmitas en tu comunicación antes podrás empezar a mejorar la vida de tu cliente.
El cliente necesita tu guía.
Y que tú seas su guía es bien (así lo ha dicho siempre mi hija).
Significa que en algún momento has sido héroe y ahora tienes experiencia para guiar al nuevo.
Transmite esa experiencia en tu comunicación con tu cliente.
Y responde las tres preguntas que se hace cuando llega a tu web.
Una historia.
Donde ellos sean los protagonistas.
Y una solución para sus problemas, algo que les ayude a sobrevivir o prosperar.
Solo eso.
Por eso el mensaje que transmitas solo debe responder 3 preguntas.
¿Qué transformación ofreces?
¿Cómo va a mejorar su situación y acercarle a sus objetivos?
¿Que debe hacer para conseguirlo?
Lo que yo te propongo es sencillo.
Vender más.
Comunicarte mejor con tus clientes.
Formar parte de su historia.
Todas las marcas quieren dejar su logotipo tatuado en sus clientes (no me digas que no fliparías si un cliente se tatuara el logo de tu empresa en el hombro).
Pues estás en el lugar correcto.